Dicen que si le hablas a una molécula de agua con amor y luego la congelas, ella te regalará una hermosa figura, un mandala de cristal.
El sol tenía curiosidad, quería conocer los famosos mandalas que el agua sabía hacer, pero ella no se los quería mostrar, temía que no fueran bellos, y que el sol se riera de ella.
Para convencerla, el sol le cantó una canción durante millones de años, finalmente, el agua accedió, y le regalo el cristal más bello que jamás nunca había realizado. El sol quedó maravillado, en agradecimiento le regalo un don precioso y le dijo «donde tú estés vida habrá y en tu ausencia reinará la muerte»